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Pensándolo bien, creo que me acerqué a la asociación (en el 2000) por puro amor de madre (!) En efecto, fue el miedo a conocer el “¡Demasiado tarde!, “¡Si hubiera sabido!” ante todo por mi hija de 16 años, cuando mi esposo y yo administrábamos una discoteca desde hacía varios años.

Afortunadamente, había un lugar de información cerca de casa: al fin sabía qué decir, me sentía fuerte frente a mis hijos y lista para emprender esta batalla. Sin entrar en detalles, "los relevos de padres" me aportaron mucho, hoy en día sigo aterrada por la cantidad de padres empeñados en ignorar los peligros del hachís. ¡Qué desperdicio! A causa de los cambios operados en mis actividades personales en estos últimos años, había dejado de asistir a los relevos de padres, sin embargo notaba que a pesar de las gentiles bromas de mes tres hijos, ellos estaban orgullosos de decir que yo "militaba en contra del hachís". Y la guinda del pastel, durante la cena de Navidad, mientras nos reíamos de las manías de cada uno, mi hijo Nicolás me confesó al oído: "Sabes, mamá, nos hemos reído mucho de ti con tus reuniones pero, de hecho, nos ha ayudado mucho a decir que no (!)" ¡Qué felicidad! ¡No necesité más para retomar los relevos y seguir con la batalla!