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La autoestima no es un título glorioso que nos proporciona una vana consideración ajena. No se mide en manifestaciones ruidosas de las cuales solo el ambicioso puede enorgullecerse. A diferencia de un valor reservado a una élite, comprado con sobornos, relaciones, publicidad, mentiras, golpes bajos, malversaciones, es un sentimiento tranquilo y personal.
Los que toman droga lo saben, y el toxicómano aun más: Han perdido la autoestima.

 

Sus allegados, familias, amigos se sienten a menudo culpables al constatar esta situación de hecho, e intentan con su presencia, sus palabras, sus gestos, una escucha atenta, ayudarles a considerarse mejor. La mayor parte de las veces, por no decir siempre, nada cambia y el consumidor de droga se hunde cada vez más. A medida que va consumiendo más droga se va alejando cada vez más de su relación con los demás. Si sigue, puede llegar a cortar la relación consigo mismo y elegir la única solución que su delirio le presente: Acabar con su vida. Se suicida.
El consumidor ha entrado en el engranaje de la satisfacción de sus pasiones al volverse dócil al llamado de la droga. Acostumbrado a seguir sus pulsiones, ya no sabe reconocer lo que es bueno, para él y para los demás, de lo que está mal. Al perder la honestidad, también se ha alejado de la perseverancia, de la voluntad, del respeto y ha encontrado un vacío interno. Ese vacío es el que busca llenar tomando drogas, sin poder nunca satisfacer esa necesidad. Solo logra recrear, durante un instante o unas horas, un olvido artificial que lo deja cada vez más vacío, cada vez más solo.
Su vida se ha convertido en una mentira permanente. Incapaz de fijar mi atención, ya no lograba ir hasta el final de mi trabajo, me dice Enzo... Vivía en el desorden, en la suciedad sin darme cuenta. Ya no me respetaba a mí mismo... Ni respetaba a los demás. Al perder la voluntad, la regularidad para concentrarse en un trabajo, una moral, al perder el respeto por sí mismo, ya no podía encontrar en sí mismo el amor hacia los demás.
Cada vez que una persona le hace daño a otra, comete malos actos, al cabo de tiempo ese daño le parece cada vez menos importante y termina por dejar de verlo. Así es cómo la persona se acostumbra y que el bien y el mal ya no significan nada. La presencia del amor está en toda la belleza de la creación que nos rodea, en el corazón de cada uno, pero si pierdo la autoestima ya no puedo percibirla. El amor se encuentra en cada uno de nosotros pero el amor está como ahogado.
Si pierdo la autoestima no es por culpa de los demás pero a causa de los errores que he cometido. Poniendo mentiras en el lugar de la verdad; El sexo en el lugar del amor; La droga en el lugar de la inteligencia, de la perseverancia y la voluntad; El robo en el lugar de la honestidad... me he cegado. Esa ceguera conduce fácilmente a la violencia y al odio.
Para recuperar la autoestima solo hay una solución: Ponerle fin a nuestros malos actos, a nuestros malos comportamientos.
1) Dejar de hacer lo que está mal: Mentir, difamar, robar, pegarle a su madre, hacerse daño y hacerle daño a los demás...
2) Hacer lo que está bien: Decir la verdad, no robar nunca así sea una cosita insignificante, amar a sus padres, trabajar, dejar de tomar droga...
Comprometiéndome conmigo mismo y cumpliendo con ese compromiso, todo se arreglará. Tomar la decisión de cambiar de vida para mí mismo, nadie puede impedirme hacerlo desde ya. Y sobre todo, sobre todo, no hay que rememorar los malos actos del pasado. Borro todo y me doy la oportunidad de cambiar, es un compromiso que está al alcance de cada uno de nosotros y además ¿Quién no ha tenido nunca necesidad de hacerlo?
Todos podemos volver a la dignidad moral de nuestros actos, y como dice Shakespeare:
"Antes que nada ser verídico para contigo mismo / Y así, tan cierto como la noche le sigue al día / No serás falso con nadie. " Hamlet, primer acto, escena 3. Entonces el respeto, la paciencia, la alegría, volverán a ser míos y mi corazón lleno de amor encontrará el camino hacia los demás.
Comportarse de manera a tener una buena autoestima te vuelve libre y alegre. Es una ley de la naturaleza: "La autoestima se encuentra en mí mismo".
Marie Christine d'Welles