"Los peligros del hachís: Los últimos descubrimientos científicos sobre el cannabis."
Esta tesis fue públicamente presentada el 5 de septiembre de 2002, ante la Facutad mixta de Medicina y de Farmacia en Rouen.
Consultar la tesis y los 22 motivos para dejar el cannabis p 109-110
22 PUNTOS DE REFLEXIÓN PARA QUE EL PRACTICANTE MÉDICO LE SOMETA AL PACIENTE
El cannabis:
XVI. Produce un síndrome amotivacional:
Perdida de la busquedad de actividad, lo que conduce simplemente a la pérdida de actividad, el paciente se conforma con repetir lo que siempre ha hecho.
XVII- Conduce al hábito (necesidad de aumentar las dosis). Provoca una dependencia (no poder dejarlo de manera duradera, creyendo que consume por libertad de elección). Esta dependencia es física porque la provoca un disfuncionamiento del cerebro, se expresa de manera puramente psíquica. Cuando la necesidad se resiente, no hay marcadores somáticos, es decir síntomas en el cuerpo (nerviosismo, palpitaciones, dolores abdominales, sudoración, temblores).
XVIII- Sus efectos psiquiátricos varían de manera imprevisible en el tiempo y según las personas:
XIX- Intolerancia frente a la frustración e incapacidad para aprender el esfuerzo, baja del límite de esfuerzo considerado soportable.
XX- La rata a la que se le retiran los receptores del cannabis no se vuelve dependiente de la heroína. La rata a la que se le administra cannabis se pone a beber alcohol, mientras que sin cannabis, no bebe.
XXI- Efectos a menudo indetectables para la familia y el paciente.
XXII- Permanece durante mucho tiempo en el cuerpo:
En 1968, contenía entre 0,6 y 6% de THC (Tetrahidrocannabinol, principal principio activo). Desde hace varios años, a causa de manipulaciones genéticas, híbridos y cultivos cubiertos, puede contener hasta un 35% de THC. Actualmente, el cannabis consumido por los adolescentes ya no tiene nada que ver con el que los padres han conocido.
Una persona toxicómana es aquella que toma droga para solucionar los problemas generados por la misma. La persona cree que puede dejar de consumir droga cuando quiere, mientras que es incapaz de hacerlo, a pesar de las consecuencias causadas por su consumo… Si le falta el producto, la persona toxicómana solo piensa en conseguirlo, por más que tenga que cometer actos que no aprueba, la necesidad es tan fuerte que toda referencia a la voluntad, al esfuerzo, al amor, la moral tiende a desaparecer y desaparece. La mentira, la violencia, la agresividad, el sufrimiento moral y físico, la auto-mutilación, el miedo se vuelven elementos cotidianos. Al perder la autoestima por culpa de los actos nefastos que comete, a la persona toxicómana solo queda la soledad y las ganas de suicidarse.
El porro es cannabis, hierba, consumido puro, o hachís mezclado con tabaco. Cuando hablamos de alcohol, nos referimos a un término genérico que cubre una gran diversidad de productos: El vino, la cidra, la cerveza, el porto, el coñac, el whisky, el vodka son alcoholes con una tasa que varia entre 5 y 90 grados. Ocurre lo mismo con el cannabis: Existen más de 100 variedades distintas y la tasa de T.H.C (principio activo) varía entre un 4 y un 35%.
Ningún padre le prestaría su coche al hijo que no haya aprendido a conducir. De la misma manera, sería inconsciente dejar salir a un hijo adolescente sin haberle enseñado lo que es la droga. Hoy en día, la disponibilidad de las sustancias es tal se puede conseguir droga en todos los sitios frecuentados por los jóvenes (institutos, fiestas, cenas de clase, rallyes, clubs deportivos…). Los padres deben formarse objetiva y científicamente para poder educar a sus hijos sobre los peligros de la droga y brindarles argumentos para rechazarlas. No olvidemos que nadie está a salvo de la toxicomanía.